Rafael Benítez: «Los ritos han cambiado para incorporar protocolos de higiene y distancia entre los feligreses»

Cuaresma NOTICIAS

Este año se vive de nuevo un incierto panorama mundial a causa de la pandemia del covid-19. Razón por la que muchas celebraciones, entre ellas la Semana Santa, han tenido que adaptarse a la nueva realidad y salvaguardar a los feligreses.

Precisamente, la cuaresma es uno de esos tiempos litúrgicos que los cristianos tendrán que vivir este año desde sus hogares.

En triguerosnoticias.es hemos hablado con el párroco de la localidad, D. Rafael Benítez Arroyo, para que nos cuente cómo se afrontará en Trigueros este tiempo previo a la Semana Santa.

TN- Acaba de comenzar la Cuaresma, ¿Cómo se presenta este período para los cristianos teniendo en cuenta las restricciones de la pandemia?

RB- La cuaresma es un tiempo litúrgico de preparación a la Pascua, el acontecimiento central de la fe de los cristianos. Teniendo en cuenta que la definición de liturgia es «lo que hace la Iglesia para dar culto a Dios» y a la vez «el culmen y la fuente de donde mana la fuerza de la Iglesia», las restricciones nos obligan a ser muy prudentes en cuanto a lo que hacemos y cómo lo hacemos. Entendiendo a la Iglesia como comunidad de creyentes, la cuaresma se puede vivir con total naturalidad e intensidad. Un tiempo de ayuno, oración y limosna. Un tiempo de desierto interior para hacer lo posible por expulsar las voces que nos distraen de la única voz que importa escuchar, para hacer limpieza de todos los «pesos muertos» que nos impiden caminar hacia la Vida. Por ahí, la situación no implica grandes cambios, si acaso en el modo en que se hacen.

TN- ¿Habrá algún cambio en los distintos ritos?

RB- Los ritos, debido a las normas sanitarias y de prudencia, han cambiado para incorporar protocolos de higiene y «distancia» entre los feligreses. La ceniza no se ha impuesto como tradicionalmente, haciendo una señal de la cruz en la frente, sino dejando caer una pizca en la cabeza de cada uno. Este año, en vez de tener dos celebraciones de ceniza como el anterior (uno con niños de catequesis y otro para el resto de la comunidad), hemos tenido seis celebraciones, cinco con diversos grupos de niños de catequesis desde 3º a 1º de la ESO, y la misa con el resto de la comunidad.

La comunión se da tras la higienización de las manos del ministro y en las manos del comulgante, los espacios en los templos están señalizados y las mascarillas, ese aborrecible objeto, son obligatorias si no hay suficiente distancia segura. Las puertas permanecen abiertas para facilitar una adecuada ventilación y se procede a higienizar con líquido desinfectante todas las superficies de uso habitual tras cada uso.

TN- ¿El hecho de que los cristianos estén pasando por unas circunstancias especiales de sufrimiento (por la pandemia), condiciona para que puedan vivir de otro modo la cuaresma?    

RB- Si miramos atrás para conocer nuestra historia, sabremos que siempre hubo períodos de epidemias que ponen a prueba la fe y el compromiso de los cristianos.

En todos ellos, y éste no debería ser diferente, ha habido momentos muy difíciles de confusión y dudas, junto a momentos de verdadero encuentro con Dios y purificación de la fe. Brillan de forma especial los que hacen lo posible para ayudar, para seguir llevando alimento físico y espiritual a todos los que se encuentran viviendo en soledad o pobreza estos días. Por una parte, la labor de Cáritas haciendo lo posible con quien solicita ayuda, por otra parte y con todas las prevenciones necesarias, la visita a los que están solos en sus casas de los agentes de la Pastoral de la Salud, en especial nuestras Hermanas Carmelitas.

Al poco tiempo de empezar la pandemia volvimos a celebrar la Eucaristía, no podía venir nadie, pero gracias a Multivisión, llevamos la misa a casa de la gente y hoy es parte de la programación habitual, lo que muchos que por razón de edad o enfermedad no pueden salir, agradecen y me lo hacen saber cuando han tenido la ocasión de hablar conmigo.

Hemos aumentado el número de misas dominicales para facilitar que los niños y los adultos puedan asistir con seguridad y no pierdan el paso en la formación y crecimiento en la fe.

Las catequesis siguen incorporando los protocolos de seguridad que piden las autoridades, grupos pequeños, con distancia entre sus miembros, en espacios grandes y ventilados. Lo que ha multiplicado los momentos de reunión para dividir los grupos y ha hecho que parte de la formación se realice a través de plataformas digitales. Especialmente cuando ha habido catequizandos pasando periodos de cuarentena. Hemos descubierto un nuevo mundo de recursos que aprovechar para crecer y conocer mejor nuestra fe en ese extraño lugar que es internet.

TN- A pesar de las limitaciones del virus, ¿ha seguido el pueblo de Trigueros yendo a la iglesia? ¿Diría que incluso ha visto caras nuevas a raíz de la crisis sanitaria?

RB-  El miedo y la costumbre. Dos extremos a purificar. Tras el confinamiento inicial, la vuelta a las celebraciones ha sido escalonada, lo que con más normalidad ha ido funcionando es la regularidad de las mismas, luego la catequesis con algunas limitaciones por los protocolos mencionados. Hay personas que se reincorporaron a la vida litúrgica inmediatamente y, si cabe, con un nivel de compromiso aún mayor. Otras han tardado un poco más, algunas han tardado bastante y lo hacen a cierta distancia todavía, con inseguridad. Un último grupo se quedó en casa. En este grupo están por una parte los que por razón de edad o salud no les es aconsejable menudear los lugares concurridos (aunque la seguridad en la parroquia está siendo muy alta como ya sabemos), por otra están los que simplemente se dejan dominar por el miedo y eso les bloquea para poder hacer una adecuada práctica de fe, lo cual no es muy razonable y constituye una cierta «victoria del enemigo».

Finalmente están los que perdieron la costumbre, han borrado la práctica litúrgica de sus compromisos, lo revisten con excusas pero en realidad la semilla crecía entre piedras y el sol inclemente de la pandemia la ha abrasado. Rezamos por ellos para que el viento del Espíritu avive las brasas que puedan quedar en lo que debió ser el fuego de la fe.

TN- Tras la cuaresma, llegará la Semana Santa. Una Semana Santa atípica, ¿Cómo será este año en Trigueros? ¿Puede adelantarnos algo?

RB- La pista nos la dio el año pasado en cuanto a la Semana Santa. Tendremos los llamados «oficios» del Triduo Pascual con un reducido aforo de asistentes. Se suprimen algunas cosas como el lavatorio del Jueves Santo o la procesión claustral a la reserva del Santísimo, etc., pero en lo sustancial las celebraciones serán las que se suelen tener en estos días. Se suprime, como es sabido, todo lo que es expresión pública de fe, procesiones, viacrucis por la calle, etc, para evitar aglomeración de personas. Las celebraciones litúrgicas de las hermandades de penitencia de nuestro pueblo se mantienen con las repetidas normas de aforo y distancia.

TN- ¿Quiere mandar un mensaje de esperanza y apoyo a los lectores en este tiempo convulso? 

RB- Para terminar, recordar algo que se dijo cuando alguien comentó lo de «salvar la Navidad» refiriéndose al periodo de compras y consumo. La Navidad no necesitaba eso para ser salvada. Lo mismo con la Cuaresma y la Pascua. La Semana Santa no es una fiesta turística, sino de fe y eso es lo que nos salva.

Cuando los hebreos huyen de Egipto en busca de la tierra prometida, quizá pensarían que lo del desierto iba a ser un paseo. Y no lo fue, necesitaron mucho tiempo para comprender el plan de Dios, para comprenderse a sí mismos y para superar sus inconsistencias personales.

Aquello fue muy largo y se les hizo muy largo, sólo llegaron los supervivientes de todas las penalidades, no sólo físicas, sino espirituales, los que al final entendieron en qué consistía el proyecto.

Aquellos cuarenta días de Jesús en el desierto antes de su vida pública le sirvieron para tomar conciencia de la inmensa debilidad del ser humano sobre el que se construye el castillo de la gracia. Fue mucho tiempo y fue un tiempo necesario.

¿Podrá la comunidad creyente de Trigueros hacer el mismo camino? La pandemia se nos está haciendo muy larga, esperamos salir de ella como quien llega a la tierra prometida, pero ¿hacemos los aprendizajes necesarios para ello en el trayecto? ¿Creceremos en fortaleza, constancia, celo de las cosas de Dios, capacidad de espera, paciencia, en definitiva, en fe, esperanza y caridad?

Hagamos lo que Jesús en desierto, entre todas las voces y espejismos, escuchemos la única voz que importa, la que nos fortalece ante la tentación, la que sana, la que salva, la que levanta a Jesús de la tumba en Pascua. Y será el comienzo de una nueva humanidad plantada en esta terrible debilidad que somos y, más allá, de la eternidad que ahora sólo sospechamos.

También podemos elegir algunas de las mentiras confortables que hay en el ambiente: que no va a pasar nada, que no tienes nada que cambiar y que si aguantas el tiempo suficiente, todo pasará. Pero es tan infantil envejecer sin madurar…

Un saludo a todos los lectores de este medio.

 

Sobre Rafael Benítez Arroyo, párroco de Trigueros

Nació en 1963 y es natural de Valverde del Camino, donde creció y se formó hasta completar sus estudios de COU en el Instituto Diego Angulo.
 
Posteriormente ingresó en el seminario de Huelva, donde terminó los estudios eclesiásticos necesarios para la tarea del sacerdocio y posteriormente realizó estudios de Licenciatura en Pastoral en la Facultad de Pastoral de la Pontificia de Salamanca, en Madrid, durante los años 2000-2002.
 
Fue ordenado sacerdote en 1988 y desde entonces ha pasado por diversos destinos pastorales. Dos años en Cala, Arroyomolinos de León y Cañaveral de León, dos en Valverde de forma transitoria, ocho en Aroche y Rosal de la Frontera, tras los estudios, seis en Beas, hasta que en el verano de 2008 llegó a la Parroquia de San Antonio Abad de Trigueros. Y aquí sigo, en la actualidad, al servicio de los triguereños.

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