Este 11 de enero de 2021 será recordado, sin duda, en el pueblo de Trigueros. Tras largos meses de pandemia, parece que la luz comienza a vislumbrarse al final del túnel.
La esperada vacuna Pfizer ha llegado, por fin, a la Residencia de Mayores San Antonio Abad del municipio.
46 residentes y 34 trabajadores de la residencia se han podido poner este lunes las primeras dosis del antídoto contra el Covid-19.
Después de una atípica Navidad y de días llenos de incertidumbre, los mayores y quienes trabajan con ellos, avanzan un paso más hacia la ansiada inmunidad.
«Unas 80 personas se han vacunado desde las 9.30 h. de esta mañana. Una única persona se ha abstenido a vacunarse, a petición de su tutora. El resto se ha puesto la vacuna según lo previsto», cuenta Adolfo Buzón, director del centro.
Según Adolfo, tanto trabajadores como usuarios han vivido la jornada llenos de esperanza, aunque, asegura, «no se bajará la guardia preventiva hasta que no se compruebe que el riesgo de contagio se ha minimizado al máximo».
En la Residencia de Mayores “San Antonio Abad” de Trigueros ninguno de sus residentes ha salido esta Navidad, así como tampoco ningún interno ha recibido visitas. Esto se debe a la detección de un caso positivo al comienzo del pasado mes, que obligó a activar el protocolo y a «aislar» a los internos.
Una vez cumplido el período de confinamiento preventivo de los mayores, la “normalidad” ha vuelto a la residencia y han podido, por fin, vacunarse. Actualmente no existe ningún caso positivo por Covid-19 entre los miembros de este centro.
Teresa Arroyo, psicóloga de la residencia, asegura que han vivido un día lleno de alegría y esperanza, de que esto pueda ser «el principio del fin de una pandemia que nos acompaña desde hace casi un año».
«Teníamos muchas ganas de vacunarnos. yo me siento afortunada y privilegiada por ser de las primeras personas en recibir la vacuna. Estoy muy agradecida», confiesa.
A pesar del optimismo y la esperanza que llegan con las primeras dosis de Pfizer, el ambiente que se ha vivido estos días en la residencia, ha sido, dice la psicóloga, «cambiante».
«Aunque muchos querían ponérsela desde el principio, ha habido cierta incertidumbre. Había gente con miedo, que pensaba en los posibles efectos negativos de vacunarse. Entre los compañeros ha habido opiniones dispares. Sin embargo, al final todos nos hemos vacunado. Ha pesado más nuestra profesionalidad».
Entre residentes, en cambio, no se ha dado ese nerviosismo, ni de manera positiva ni negativa. «Han aceptado bien la vacuna, teniendo en cuenta que la mayoría son muy dependientes y están poco conectados con la realidad. Los que sí están mejor y razonan lo ocurrido, se han mostrado contentos y con ganas de que esto suponga volver a reencontrarse con sus familiares», explica la triguereña.
Pese a las restricciones de visitas estos meses para proteger a los mayores, cuenta Teresa, en la residencia han fomentando (especialmente en Navidad) la comunicación telemática para evitar el aislamiento de los residentes. «Hemos apostado por las llamadas y videollamadas para hacerles más fáciles las fechas tan señaladas de la Navidad. Queríamos que se sintieran cerca de sus familiares, aunque fuera a través de una pantalla».
Teresa sueña con volver a viajar y desconectar de la rutina. Ella confía en que la vacuna, desarrollada por grandes especialistas, pueda devolvernos la ilusión y podamos regresar a la normalidad más pronto que tarde. Con todo, saca el lado positivo a lo vivido junto a los más veteranos del pueblo en esta etapa convulsa.
«De esta etapa me quedo con la emoción de los reencuentros entre familiares y residentes, una vez se reabrieron las visitas tras los primeros meses de confinamiento. Fue bonito y emocionante. Instantes que siempre guardaré».
María Teresa García Martín, enfermera de la residencia, también ha querido compartir con triguerosnoticia.es su experiencia en este emocionante día de vacunación.
«Al principio tenía un poco de miedo e inseguridad, pero con el paso del tiempo ví que es necesaria una vacunación masiva para poner fin a esta pandemia. Me siento privilegiada por pertenecer al colectivo prioritario de vacunación. Para mí es un acto de responsabilidad y compañerismo hacia otros sanitarios y hacia la población general, sobre todo, hacia mis abuelillos», nos explica.
A día de hoy, Tere (como conocen cariñosamente a esta triguereña) tiene confianza plena en la vacuna. «Es más, la recomiendo», dice.
La enfermera tampoco puede evitar emocionarse al pensar en el fin de la crisis sanitaria. » Lo primero que me gustaría hacer cuando todo esto acabe es reunirme con mis familiares y amigos, un almuerzo de esos que se alargan hasta el desayuno…», afirma.
Pero mientras llega ese momento, Tere, al igual que sus compañeros, se queda con lo positivo de lo vivido para seguir peleando y tirando hacia adelante, velando por la salud de la población más vulnerable. «Me quedo con los mensaje de ánimo y agradecimiento de los familiares, el reencuentro de residentes con las familias y el regreso de los residentes de Frater a nuestro centro», añade.
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