«El Reino de Dios es lo más importante que podemos buscar en la vida»

FE
  En la tarde de ayer, tuvo lugar la tradicional Charla Cuaresmal que cada año se organiza y celebra en la parroquia de San Antonio Abad de Trigueros. Charla impartida por el padre franciscano de la Rábida, José Luis Millán, quien después de ser presentado por el párroco, Rafael Benítez Arroyo, comenzó dando las gracias y rezando un Ave María.
  Seguidamente, inició su alocución con la pregunta ¨¿Qué es lo que Jesús nos tiene que decir? para entender eso vamos a pensar o meditar un poco sobre quién es Jesús…¨. De esta forma, expuso el contexto en el que iba a venir el Mesías, con Herodes como Rey de Judea, al que consideró como «un hombre muy cruel y despiadado»; y con Anás y Caifás como Sumos Sacerdotes que en palabras de Jesucristo «habían convertido el templo en una cueva de ladrones».
 Después se centró en el Evangelio de San Marcos 1,15  «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios se ha acercado. Arrepentíos y creed en el Evangelio». Considerando y resaltando cuatro puntos importantes de este:
   1.  El tiempo se ha cumplido. Jesús es realmente el Mesías, el que viene a salvarnos, el Hijo de Dios. Con su presencia la historia ha cambiado. En aquellos tiempos los médicos abandonaban a sus enfermos, pero con la llegada de Jesús se supo que el cristiano auténtico no solamente no abandonaba a su enfermo, si no que se quedaban con él aunque no fuera cristiano.
   2. El Reino de Dios se ha acercado. Los judíos querían un reino poderoso pero Jesús nos vino a decir «Mi reino no es de este mundo. Yo he venido a dar testimonio de la Verdad» y si nosotros queremos pertenecer a ese Reino «debemos ser testigos de la Verdad; Millán nos aclara que si mantenemos la esperanza, la fe y la paciencia, entraremos en «Reino de Dios».
   En este punto hace referencia a la ‘Parábola de los dos hijos’ de la viña y también la ‘Parábola del fariseo y el publicano’ para concluir que si alguien quiere entrar en el Reino de los Cielos tiene que reconocer que no lo merece. Entrar en él, según el padre José Luis, es un «don», un regalo de amor y misericordia.
  Su plática se extiende narrándonos también la ‘Parábola del hijo pródigo’, en la que puntualizó que para entrar en ese Reino se requiere de una conversión;  «cuando uno reconoce su historia, reconoce el daño que ha podido hacer»;  «el Reino de Dios es lo más importante que podemos buscar en nuestra vida».
 3.  Arrepentíos, nos dice, este es precisamente el mensaje cuaresmal, un cambio radical de vida. «Es cambiar de camino e ir al encuentro de ese Reino. El arrepentimiento lleva aparejada una acción concreta en medio del mundo».
   4. «Creed en el Evangelio. El hombre no se santífica con la sombra de la ley, se santífica con la Gracia . Sin embargo, con la ley del Amor hasta el extremo, que es morir por los enemigos, nosotros tenemos esperanza porque el mayor Ser que nos puede ayudar en este mundo está con nosotros». Concluyó este punto diciendo que «una persona, por muy pecadora que se tenga, por mala gente que se tenga, no está nunca perdida».
  A continuación nos comentó la ‘Parábola del rico epulón y el pobre Lázaro’, y nos hizo reflexionar que realmente el rico pensaría que no hizo nada malo, porque no robó ni estafó a nadie, estaba abusando de lo suyo, pero no hizo nada bueno tampoco, no práctico la misericordia con Lázaro.
  En sus palabras, «la fe en Jesucristo nos debe llevar a reconocer ese Evangelio que no es otro que Cristo muere por mi siendo yo enemigo de Él. Es una buena noticia, la Puerta del Reino está abierta para mi por la Cruz y por la Sangre de Jesucristo. Creer en el Evangelio me va a dar a mi la Gracia, soy libre por la Gracia y me debe llevar a una práctica concreta que no es otra que la práctica de la misericordia y del amor».
  El padre franciscano finalizó su Charla Cuaresmal, después de aproximadamente una hora de duración, invitándonos a reflexionar diciédonos que pusiésemos en un ramillete espiritual los pensamientos y que estos nos sirvan para vivir este tiempo de Cuaresma y nos ayuden a llegar a la Semana Mayor, la Semana Santa y que «La Resurrección nos dé también ese consuelo que Dios quiere para nosotros y nos anime a llevar esta vida como Dios quiere».

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