Destinados a hacer la mili en Menorca (alejados de su Andalucía natal), los dos amigos se convirtieron en pilares fundamentales y en un apoyo durante los 14 meses de servicio.
Así se conocieron Manuel Gálvez (Puente Genil, Córdoba) y Manuel Gómez (Trigueros, Huelva), conocido popularmente como ‘Rinconero’, hace 45 años.
Por circunstancias de la vida, tras acabar el servicio militar, los inseparables amigos volvieron a sus pueblos natales y sus caminos tomaron rumbos distintos. Sin embargo, ni el tiempo ni la distancia pudieron con el enorme lazo que siempre les ha unido.
Es por ello, que el hijo del cordobés decidió escribir a Trigueros Noticias para encontrar el paradero del amigo de su padre. Nos mandaba esta antigua foto:
Una vez localizado al triguereño Manuel Gómez, el equipo de este medio volvió a poner en contacto a ambos amigos y felices retomaron su amistad.
Sin embargo, la sombra del Covid no había hecho posible el reencuentro, debido a las restricciones de movilidad y al cierre perimetral de Andalucía.
Pero este fin de semana, una vez permitido el desplazamiento entre provincias por la Junta de Andalucía, el esperado reencuentro pudo por fin materializarse.
El de Córdoba se presentaba en Trigueros, de manera inesperada para sorprender, una vez más, a su «eterno amigo del alma».
«La verdad es que esta historia y como se han desarrollado los acontecimientos, nos han marcado no solo a mi, sino a toda mi familia. Mi mujer me animó a ir y en la cena de Nochebuena, con mis hijos, decidimos ir todos sin decir nada para sorprender a Manuel.
Con la referencia de la dirección (al mandarme la revista) y el gps en mano nos dirigimos hasta la misma puerta de su casa. Al llamarlo no se lo creía… hasta que nos vio ….¡Te has vuelto a adelantar!, nos dijo.
Después de las presentaciones, estuvimos callejeando por las calles de Trigueros. Un pueblo blanco y tranquilo en el que se respiraba paz. Nos pusimos al corriente de nuestras vidas. Comentamos nuestras vivencias en la Mili (Manuel, ¿Te acuerdas de la tortilla de papas?)…..todo fue muy entrañable.
Después comimos en un bar en las afueras, donde disfrutamos de un pescado exquisito y estuvimos muy bien atendidos por Luis. Tuvimos una buena sobremesa y un café como colofón a una maravillosa experiencia para todos. Fue muy emocionante», cuenta Manuel Gálvez emocionado.
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