
Desde Mi...
por Sergio Garrido Hernández
Amanece en la casa hermandad de la Hermandad de Trigueros al toque del alba del tamboril. Hoy es un día especial, se respira en el ambiente y en la cara de la gente.
Todo el mundo se sienta en el patio para terminar el picadillo, preparar la comida para después, maquillarse y escoger los mejores trajes. Hay ganas de que la Blanca Paloma vea a todo un pueblo rociero que se vuelca con su Hermandad. Va pasando la mañana y van llegando más personas, que vienen desde Trigueros para acompañar a su Hermandad y postrarse ante Ella. Yo me visto, cojo el tambor y la flauta y me voy con los tamborileros a amenizar la casa de Hermandad con sevillanas antes de salir. Se respira un ambiente bonito, de felicidad.
Es hora de salir. Los tamborileros encabezamos la comitiva. Caballos y jinetes, banderas, estandartes… Un pueblo engalonado para postrarse ante su Madre, luciendo las mejores galas. Al final de la comitiva brilla algo con luz propia. La carreta de Trigueros que porta al Simpecado. Luciéndose por la Aldea. Los mejores exornos florales decoran los rayos de luz de plata que ilumina a todo El Rocío.
Calle Moguer… Trigueros se acerca y se hace ver a lo más grande. Detrás de la carreta, un pueblo entero bajo una misma devoción acompaña a su hermandad. Suena el Himno de España para nuestra Hermandad. La carreta sube la pequeña rampa para colocarse ante la misma puerta de la Ermita del Rocío. ¡Trigueros está ante la Virgen del Rocío un año más! Rostros de emoción y felicidad. La Junta de Gobierno de Trigueros se saluda con la Hermandad Matriz. Se reza la Salve y vivas a Ella. Trigueros se funde en un aplauso. Más de 90 años sin faltar a la cita con la Blanca Paloma. Aún emocionados, nos dirigimos a la casa hermandad, donde pasamos un bonito rato de hermandad, compartiendo momentos con nuestros hermanos.
Hoy también es sábado de presentación, y es por ello que nos tenemos que prestar a Ella, dejar que nos acoja y abrir el corazón para esperar la llamada del Espíritu un nuevo Pentecostés. Ilusión y ganas no me faltan, pues sé que siempre está. Como ya dije, este es el «Rocío del corazón», y mi corazón ya se ha presentado ante nuestra Madre del Rocío.
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